SER UN APASIONADO

¿Cómo puedo participar en el viaje pasionista?

Hay muchas maneras de compartir el viaje de "caminar hacia el futuro con esperanza". Nuestra vocación más básica es ser las mejores personas humanas que podamos ser en cualquier forma de vida a la que seamos llamados a vivir nuestro discipulado al que somos invitados en el Bautismo

¿Hay un lugar para mí como persona atraída por el camino pasionista pero no por la vida religiosa?

Sí, construir comunidad y pertenencia es parte de nuestro ministerio, que se realiza de manera diferente en distintas partes de la Congregación.

El carisma no es una posesión exclusiva de los religiosos consagrados, sino un don que debe compartirse y que capacita y anima a las personas a acompañarse mutuamente en los momentos de alegría y de lucha.

Algunas áreas desarrollaron formas formales, como los Asociados, donde se invita a las personas a caminar regularmente en oración, reflexión y acción para compartir la compasión de Cristo con los necesitados. Esto significa que se les anima a conocer la historia y la espiritualidad de las Hermanas y a participar en el ministerio.

Nos comprometemos a capacitar a los grupos para que compartan el ministerio, ya sea en la atención a los enfermos y a los afligidos, en la catequesis o en la promoción de la concienciación sobre cuestiones de justicia, paz e integridad de la creación, que es un valor fundamental. Estamos llamados a caminar juntos con esperanza hacia un futuro incierto pero lleno de posibilidades.

Y si quiero hacerme miembro con votos, ¿qué hay que hacer?

La llamada de Cristo es una invitación a buscar la vida, a "vivirla en plenitud" y a vivir con Dios en el centro. Vivir como persona consagrada en comunidad es otra forma de responder a esta llamada. El Papa Francisco describe esto como una "llamada a despertar al mundo" en lugar de vivir en una especie de utopía. Continúa diciendo: "Se trata de encontrar maneras de crear espacios alternativos en los que pueda prosperar el enfoque evangélico de la entrega, la aceptación de las diferencias y el amor mutuo". Tenemos que llegar a saber qué nos motiva, qué nos enciende y qué nos apasiona.

Estamos llamados a sumergirnos en el amor, la compasión y la justicia que son centrales en el Evangelio y en el corazón de la entrega de Jesús en la Cruz. Se nos invita a participar en el dinámico y complejo proceso de transformación que da forma y nutre una apreciación más profunda de nosotros mismos, de nuestras relaciones con los demás, con la Tierra y con las personas marginadas. Se nos desafía a desarrollarnos como personas, a vivir con autenticidad y a marcar la diferencia en el mundo.

Nuestra formación, por lo tanto, es holística y abarca todos los aspectos de la vida y nos lleva a través de un proceso de toma de conciencia de nuestras intenciones y deseos, de crecimiento en madurez y de exploración de lo que significa vivir una vida consagrada de manera que sirva a Dios con sensibilidad hacia los problemas de este tiempo. Significa utilizar nuestras habilidades y dones para contribuir a la construcción del reino de Dios en las situaciones concretas en las que nos encontramos hoy.

Hay diferentes etapas en este camino hacia un compromiso pleno de votos, pero siempre necesita ser vivido en discernimiento personal y comunitario, mientras se está acompañado por Hermanas con experiencia y también con Dirección Espiritual.